Isabel Ambrona
Martes, 29 de diciembre 2015, 13:18
Hace unos veinte días, nacía un chivo con más de cuatro pezuñas en la localidad vecina de Calera de León.
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Su propietario, José Carlos Hidalgo, nos contaba que nacieron dos chivos de la misma madre, uno nació muy flojo y el otro, aparentemente, era normal. Aparentemente, porque en un principio no me di cuenta de que tuviera nada raro. El que nació más flojo murió a los pocos días y, sorprendentemente, el que sobrevivió es el que presenta esta malformación genética en sus pezuñas.
El propietario nos decía que en sus bastantes años de experiencia en el sector ganadero no es la primera vez que le nace un animal con anomalías.
A media que han ido pasando los días, José Carlos ha empezado a observar que también presenta algunas pezuñas más a la altura de la rodilla, por lo que no sabría decir cuántas tiene en total, relataba.
El animal está perfectamente, pesa ya alrededor de ocho kilos y apenas tiene dificultades para andar. Apoya más la superficie de la pata que las pezuñas, pero está bien, apuntaba el ganadero.
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