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Labores de extinción del un incendio en Monesterio
Extremadura cierra julio con riesgo extremo de incendios forestales

Extremadura cierra julio con riesgo extremo de incendios forestales

Toda la región estará en alerta máxima el viernes, en una semana con desfavorables tardes de viento

PILAR ARMERO

Martes, 25 de julio 2017, 10:37

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Extremadura afronta la última semana de julio con riesgo extremo de incendios. Los peores días serán hoy, martes, mañana, miércoles, y viernes, en los que prácticamente toda la región estará en un grado máximo de alerta. Ayer lunes y el jueves, las zonas con más riesgo son el norte de la provincia de Cáceres y el sur de la pacense. Es la previsión del EFFIS, Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, para una semana que tendrá tardes de viento importante, que en caso de incendios favorecería su rápida propagación. En cuanto a las temperaturas, las diurnas serán elevadas, pero dentro de los parámetros de julio, igual que las nocturnas.

Es el panorama, tras casi dos meses de temporada de riesgo alto, que comenzó el 1 de junio. En este tiempo se han alternado semanas de calor extremo con otras de clara bajada de temperaturas, pero esta última circunstancia no reduce el riesgo alto de un gran incendio forestal, ya que el estrés hídrico o sequedad de suelo y subsuelo siguen siendo acusados por la falta de lluvia.

No se puede, pues, bajar la guardia, porque la actual campaña de riesgo alto sigue sumando condiciones extremas de alerta, tras un otoño, invierno y primavera muy secos, que hacen que el suelo pida agua a gritos frente a una sequía que convierte la vegetación en una sucesión de antorchas listas para encenderse con una chispa. La realidad es que el terreno se encuentra recalentado, que es una situación que se ha repetido en los grandes incendios de Extremadura este siglo.

Este verano hay, además, que tener en cuenta la posibilidad de que se produzca un incendio convectivo, como el del gran incendio de junio en Portugal, que bien podía haberse producido en Extremadura. Precisamente la alerta saltó aquí, tal y como el 12 de junio se alertó desde estas páginas. La situación de Portugal estaba presente en Extremadura, pero el incendio se produjo al otro lado de La Raya.

Lo que ocurre con este modelo, es que la gran diferencia de temperatura entre la superficie terrestre (alta) y las capas altas de la atmósfera (frías) propician una fuerte convectividad en caso de incendio, que multiplica las posibilidades de propagación. El fuego calienta el aire in extremis, hasta el punto de llegar a alcanzar mil grados y como pesa menos, genera enormes vientos en tubo que hacen que tenga su propia dinámica de propagación. Si hay mucha vegetación lista para arder, se convierte en deflagrante y puede avanzar en cualquier dirección devorando rápidamente lo que encuentra a su paso. En este tipo de incendios, es especialmente peligrosa su capacidad para lanzar pavesas encendidas a gran distancia y en todas direcciones. Pavesas que, al caer, prenden nuevos focos, que son atraídos por el principal a toda velocidad y succionados por el vacío que deja el aire caliente al subir, que funciona como un agujero negro y arrasa lo que encuentra en su camino.

No se puede luchar contra ese fenómeno, olas de calor, viento o rayos. Pero sí actuar sobre el combustible, sin el que esa convección sería imposible. Hay que fraccionarlo creando paisajes mosaico, escenarios inteligentes, que combinan bosque con plantaciones agrícolas, recuperar el rendimiento del suelo y abrir infraestructuras como escudo frente al fuego.

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