Pionera entre las mujeres rurales
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extremadura en femenino
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Catalina García Reyes Presidenta de Fademur (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales) en Extremadura
Andrés Iniesta, Cándido Méndez y Catalina García Pérez. O sea, uno de los mejores futbolistas del mundo, uno de los sindicalistas más destacados de los últimos años en España, y ella, una extremeña de corazón pese a haber nacido en Madrid, una empresaria que ha abierto camino entre las mujeres rurales. El futbolista del Barça, el ex secretario general de UGT y la extremeña recogieron el pasado día 6 los premios Orgullo Rural 2016, que otorga la Fundación de Estudios Rurales y que distinguen a personas o instituciones que destacan por su apoyo al mundo rural.
La distinción es una línea exitosa más en el currículum profesional y personal de Catalina García Reyes, actual presidenta regional de Fademur (Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales), secretaria sectorial del vino en UPA (Unión de Pequeños Agricultores) Extremadura e integrante de la interprofesional de la aceituna de mesa en la misma organización agraria pero a escala nacional. Además, es también secretaria del consejo regulador de la denominación de origen Ribera del Guadiana.
La bandera de la paridad
Este último cargo tiene una lectura histórica: es la primera mujer que lo ocupa. A ella le enorgullece, pero le da pie a hacer una reflexión que casa bien con su modo de ver la cuestión de la igualdad de género. «No puede ser que sea noticia que una mujer ocupe un cargo», apunta Catalina García Reyes, que hace unos días, durante su discurso de agradecimiento por el premio Orgullo Rural, se refirió también a este asunto. Lo hizo «para agradecer al actual gobierno extremeño que haya hecho de la igualdad de género una de sus banderas».
En realidad, el reparto equitativo de tareas, o si se prefiere, la no distinción por razón de sexo, no es un carro al que ella se haya subido ahora. Muy al contrario, es algo que ha vivido en primer persona con naturalidad desde que era pequeña. «Cuando mi padre tuvo que dejar su trabajo como taxista en Madrid por razones de salud, mi familia decidió invertir en unas tierras en el pueblo (Ribera del Fresno), y quien se encargó de atender la explotación agrícola, que tenía cereales y algún viñedo, fue mi madre, que además abrió un negocio de telas, de manera que compaginó esos dos trabajos».
Esa multiplicaciones de responsabilidades hizo posible que Catalina García y su hermano pudieran ir a la universidad. «Gracias a ella, a mi madre, pudimos estudiar, y gracias a ella, y a mi padre, he podido desarrollar una carrera profesional, porque ella me ayudó muchísimo a cuidar a mis niños», cuenta la empresaria recién premiada, que tiene una hija de doce años y un hijo de 16 que padece el síndrome de Asperger. «No soy partidaria de ocultar situaciones, me parece mucho mejor que les demos visibilidad, cuanta más mejor», argumenta García Reyes, que es todo lo activa que puede en la defensa de causas sociales, lo mismo la de los enfermos de Asperger que otras de las que encuentra a su alrededor. «Hago todo lo que está en mi mano por ayudar en este tipo de cuestiones, entiendo que es también una de las funciones de Fademur», apunta Catalina, que empezó su trayectoria en UPA de la mano de su actual secretario general nacional, el también extremeño Lorenzo Ramos.
Comenzó como adjunta en el área de desarrollo rural, y a partir de ahí ha ido ocupando otros cargos, que le han llevado a acumular una experiencia rica en todo lo que tiene que ver con el sector agrario. «En este tiempo -valora-, y más allá de algún comentario un poco fuera de lugar, tengo que decir que la verdad es que no me he sentido discriminada por el hecho de ser mujer, siempre he sentido que se me respetaba verdaderamente».
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